El taxi del AMB está ganando la batalla
Equiparar las VTC’s al taxi, supone darle aquellas atribuciones que son propias del servicio público de taxi y de las que no disponen.
Un ejemplo claro serían las paradas, la utilización de carriles bus taxi, la captación en la vía pública, etc.
Obligar a las VTC’s a cumplir con las restricciones propias de cualquier sector laboral, como son los días de descanso o con las restricciones propias que cada ayuntamiento impone a quien realiza operativas comerciales en el suelo de su ciudad, como el propio taxi o los comercios de la misma, no es equipararlas al taxi, es hacerles cumplir un modelo de explotación que no les permita actuar amparados en sus propios criterios y privilegios capitalistas.
Habría más ejemplos, como la correcta identificación de sus vehículos y otros, pero basta de manipulación al sector del taxi, desde dentro del propio sector.
No caigamos en la trampa de quienes nos quieren hacer creer, que la solución pasa por desregular al sector del taxi, en lugar de regular al sector VTC, para después contarnos que por ahí pasa la competitividad, porque ese es el mismo lenguaje del engaño al que CNMC lleva años sometiéndonos, a nosotros, a las administraciones y a la opinión pública.
Las VTC’s han de cumplir con una estricta regulación como cualquier otro sector económico dentro de la ciudad.
Cuando cumplan con las mismas obligaciones que tienen los demás, y además de eso se rijan como los demás, por parámetros de derechos y obligaciones laborales, fiscales, de consumo y de derechos a la privacidad e intimidad de las personas, que nos vuelvan a explicar lo que es la competitividad y quiénes tienen realmente un problema para ser competitivos desde la legalidad.
Hay muchos intereses durante los últimos meses, en crear confusión a nuestro sector, hasta tal punto que desde dentro se le está haciendo parte del trabajo al enemigo.
No caigamos en su trampa porque el sector del taxi está ganando una batalla que tenía perdida y no vamos a dar pasos hacia atrás.
ELITE POR Y PARA.
El taxi del AMB está ganando la batalla